Pacto de San Sebastián |
El 14 de abril de 1931 se proclama la II República. Durante este periodo se elabora una Constitución republicana y se inician reformas con el objetivo de resolver los principales problemas de España. A lo largo de la II República los conflictos son constantes y presenciamos el proceso de polarización de la sociedad. Estos conflictos derivan en la Guerra Civil. En 1939, el bando nacional gana la guerra dando comienzo así a la dictadura franquista que durará hasta 1975. Tras la muerte de Francisco Franco comienza la transición democrática. Este tumultuoso siglo XX es el escenario en el que se desarrolla la vida de Ernestina de Champourcín.
Ernestina de Champourcín |
Ernestina de Champourcín nació el 10 de julio de 1905 en Vitoria en el seno de una familia tradicionalista y católico. Recibió a lo largo de su infancia una educación muy esmerada de manos de institutrices francesas e inglesas. Con diez años, se trasladó con su familia a Madrid. Estudió en el Colegio del Sagrado Corazón y se examinó como alumna libre de bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros. Los deseos de Ernestina de Champourcín de estudiar en la Universidad se vieron truncados por la oposición de su padre.
Desde muy joven mostró interés por la literatura y escribió poemas en francés. Ernestina de Champourcín siente admiración por Juan Ramón Jiménez a quien consideró su maestro. Gracias a él, conoció a los poetas de la generación de 27. Ernestina de Champourcín formó parte de la nómina de Las Sinsombrero, un grupo de mujeres pensadoras y artistas españolas de gran éxito pertenecientes a la generación de 27. Así participó en actividades como el Liceo Femenino del que fue secretaria y donde conoció a Juan José Domenchina, secretario de Manuel Azaña, con quien se casó en 1936.
Durante la Guerra Civil Ernestina de Champourcín trabajó como enfermera y debido al trabajo de su marido, el matrimonio tuvo que abandonar Madrid y vivir en Barcelona, Valencia y Francia, hasta que en 1939 se asentaron finalmente en Méjico.
En 1972 regresó a España, el retorno a su país fue difícil, durante este periódo de adaptación surgieron en ella sentimiento de soledad y vejez que plasmó en sus poemarios.
Ernestina de Champourcín falleció el 27 de marzo de 1999 en Madrid.
SU OBRA
A lo largo de su trayectoria literaria Ernestina de Champourcín se vio influida por Juan Ramón Jiménez y místicos como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Las diferentes etapas que se distinguen en su obra poética están marcadas por los acontecimientos más importantes de su vida.
- Primera etapa: Poesía del amor humano
Esta etapa abarca cuatro obras publicadas antes de la guerra civil: “En silencio” (1926), “Ahora” (1928), “La voz del viento” (1931) y “Cántico inútil” (1936). En estas obras podemos ver como evoluciona de una influencia modernista hasta una poesía pura muy cercana a la de Juan Ramón Jiménez.
- Segunda etapa: Poesía de amor divino
En los primeros años de su exilio en Méjico, su producción poética es nula debido a necesidades económicas. Esta etapa comienza con la publicación de “Presencias oscuras” (1952) y continúa con obras como "El nombre que me diste..." (1960), "Cartas cerradas" (1968) y "Poemas del ser y del estar" (1972). En estas obras se observa como el tema principal ha dejado de ser el amor humano y ha pasado a ser el amor divino, mostrando una gran inquietud religiosa.
- Tercera etapa: Poesía del amor sentido
Se inicia esta etapa con la vuelta del exilio, cuando en Ernestina afloran sentimientos de soledad y nostalgia que refleja en obras como “El primer exilio”(1978). Sus últimos libros como “Huyeron todas las islas”(1988), se caracterizan por una temática intimista y trascendente.
Además de poesía, Ernestina de Champourcín también escribe dos novelas: “La casa de enfrente” publicada en 1936 y “María de Magdala” de 1943.
Amor
Puliré mi belleza con los garfios del viento.
Seré tuya sin forma, hecha polvo de aire,
diluida en un cielo de planos invisibles.
Para ti quiero, amado, la posesión sin cuerpo,
el delirio gozoso de sentir que tu abrazo
solo ciñe rosales de pura eternidad.
Nunca podrás tenerme sin abrir tu deseo
sobre la desnudez que sella lo inefable,
ni encontrarás mis labios
mientras algo concreto enraíce tu amor...
¡Que tus manos inútiles acaricien estrellas!
No entorpezcan besándome la fuga de mi cuerpo.
¡Seré tuya en la piel hecha fuego de sol!
Ernestina de Champourcín es una de tantas mujeres a lo largo de la historia a la cual no se le reconoce su labor, en este caso literaria. Gran artista y poeta, su obra trata temas universales, como el amor o el sentimiento de desarraigo, lo cual hace su obra atemporal. Ernestina de Champourcín también jugó un papel muy importante en el movimiento feminista gracias a su trabajo en el Liceo Femenino junto con sus compañeras de "Las SinSombrero". La historia ha tratado injustamente a esta gran poeta cuyas obras son de la misma calidad que las de sus compañeros varones de la generación del 27, sin embargo, Ernestina de Champourcín no es mencionada en los libros de texto ni estudiada en los colegios al contrario que los hombres del 27.
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